martes, 25 de abril de 2017

Convivencia de 200 Obispos en Israel con el Camino Neocatecumenal, entre ellos el Cardenal Sarah

La semana pasada, durante la semana de la octava Pascual, tuvo lugar en el centro Domus Galileaea – casa inaugurada en el año 2000 por S. Juan Pablo II y que el Camino Neocatecumenal tiene en el monte de las Bienaventuranzas de Tierra Santa- una convivencia de Obispos de todo el mundo, que cada año organiza el equipo iniciador y responsable a nivel internacional del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y P. Mario Pezzi.

Este año se han citado cerca de 200 Obispos y varios cardenales de todo el mundo, entre ellos el Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, el Cardenal Schonborn, de Viena, y el Cardenal Toppo, de Ranchi.






En estas convivencias los Obispos tienen la posibilidad de conocer un poco más de cerca la realidad del Camino Neocatecumenal en todo el mundo, su misión en las parroquias, su impacto misionero con las familias en misión y las misiones ad gentes en lugares descristianizados, y la formación de los presbíteros para la nueva evangelización en los Seminarios ‘Redemptoris Mater’, de los que ya se han abierto 115 en todo el mundo, muchos de ellos gracias a la participación en estas convivencias, donde los Obispos celebran el Sacramento de la Reconciliación, escrutan las Escrituras, reciben la predicación del Kerygma, y celebran la liturgia de las horas y la Santa Misa, además de visitar diversos lugares del entorno, por donde pasó Jesucristo.


Aunque el Cardenal Sarah conocía la realidad del Camino Neocatecumenal y su acción pastoral desde hace muchos años, siendo además el sustituto en el Pontificio Consejo Cor Unum del entonces Prefecto Cardenal Mons. Cordes (nombrado por S. Juan Pablo II encargado ad personam del Camino en las relaciones con la Santa Sede a finales de los años 80), este año el actual Prefecto de la Congregación del Culto ha querido estar presente y vivir de cerca una de las realidades que hacen presente en la Iglesia la iniciación cristiana, como realidad necesaria para hacer frente a la secularización y ayudar a las familias y matrimonios en la fe, defendiendo fervientemente aquellos carismas que las sustentan en su intervención en 2015 en el Sínodo de la Familia:


Junto con una firme y clara Palabra del Supremo Magisterio, los Pastores tienen la misión de ayudar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a descubrir la belleza de la familia cristiana. Para hacer esto, se debe primero promover todo lo que represente una genuina Iniciación cristiana de adultos, ya que la crisis del matrimonio es esencialmente una crisis de Dios y, al mismo tiempo, una crisis de fe, lo que implica una pueril iniciación cristiana. Por esta razón debemos discernir aquellas realidades que el Espíritu Santo está ya revelándonos en la Verdad sobre la Familia como una comunión íntima en la diversidad (hombre y mujer) que es generosa con el don de la vida. Nosotros, los obispos, tenemos el urgente deber de reconocer y promover los carismas, movimientos y las realidades eclesiales en las cuales la Familia es genuinamente revelada, este prodigio de armonía, amor y esperanza en la Eternidad, esta cuna de fe y escuela de caridad. Y existen tantas realidades ofrecidas por la Providencia, junto con el Concilio Vaticano Segundo, en el cual se ofrece este milagro.

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